miércoles, 28 de diciembre de 2011

Relaciones

     Relaciones. Es lo que más nos afecta en nuestra vida.

    ¿Relación de qué con qué? La relación que establecemos cada uno consigo mismo. Esa es la primera, principal y última relación que estableceremos. Desde que nacemos hasta que morimos es con nosotros con quién vamos a estar.
Yo, hace ya mucho tiempo ¡me hubiera divorciado de mí misma si eso se pudiera hacer! Y si se me hubiera ocurrido, claro, porque estaba tan enganchada al enfado y la miseria mental que no tenía casi un pensamiento consciente. Eso quedó atrás hace mucho para mí, aunque por desgracia hay personas que sufren de eso mismo. Se sufre en forma de ciertas enfermedades en las cuales la causa es un continuo disgusto de sí mismas. Hay muchas cuestiones que podemos transformar ya mismo poniendo atención.
    Como la relación con nosotros mismos es la más ciega, la vida nos pone a los demás para que nos demos cuenta. Lo que vemos en nuestras relaciones personales es una representación de lo que ocurre dentro. Como es afuera es adentro. Son pistas ¡y de las gordas!

    Ahora con la física cuántica se está viendo científicamente que estamos todos conectados. No sólo entre nosotros los humanos si no entre los animales y los objetos también. Todo nos afecta. La forma en la que nos relacionamos con nuestra forma de ser si no es consciente nos destroza a nosotros, pero también a los demás. En la medida en que pasamos por alto nuestras necesidades, y que tú y yo somos uno, pasamos por alto las necesidades de la persona más cercana. Lo que le hacemos “al que más nos aguanta” nos lo hacemos a nosotros.
    Queremos tener gente estupenda y maravillosa a nuestro lado, que nos comprendan y nos amen tal como somos. ¿Somos nosotros esa gente estupenda y maravillosa con la que da gusto estar y comprendemos y amamos a los cercanos tal y como son? ¿Y hasta dónde? ¿Y nos comprendemos y amamos a nosotros mismos tal y como somos? ¿Hasta qué punto?
    Podemos observar cómo y desde dónde nos relacionamos, para descubrir la forma en la que nos tratamos a nosotros mismos. Podemos perdonarnos, para descubrir que podemos relacionarnos de formas más constructivas. Que comprendiéndonos y aceptándonos las cosas nos van mejor y la relación con los demás mejora. Y la cosa va en aumento.

martes, 27 de septiembre de 2011

Espiritualidad

Complicado.
Supongo que es más una necesidad mía aclarar en qué consiste la espiritualidad. Quizás porque yo he estado confundida al respecto durante mucho tiempo. No he logrado entenderlo hasta no hace tanto. Algunas de las personas que me rodeaban trataban de explicármelo, y las más me daban su ejemplo. La explicación a lo mejor no es tan compleja, ahora que me pongo a escribir sobre ello, aunque siempre es un buen tema de meditación. Puede parecer que para todos es diferente y por ello es complejo. Sí, somos todos distintos y en esa medida nuestra espiritualidad es única. Pero espiritual no significa ser moralmente bueno, o pertenecer a una religión determinada. Ser espiritual no es vivir en las nubes, ni dejar que te pisen, tampoco es no tener ambiciones ni que te dé todo igual.
Para mí la espiritualidad es dejar que la energía fluya, la energía de cada uno, para crear las condiciones necesarias para expresar el verdadero ser que llevamos dentro. Los hay que son músicos, otros padres de familia, otros médicos, otros carteros, otros vendedores…
Podríamos continuar porque el padre de familia también es hijo y panadero y "manitas" y…
El espíritu es el fuego interior que nos mueve, la fuerza, la cohesión. Sin espíritu verdaderamente ¿qué somos capaces de hacer? ¿Qué proyectos llegan a buen término?

Y ¿ya está? Pues yo diría que sí. Está claro que todos estamos aquí intentando expresar lo mejor de nosotros mismos y que fallamos como escopetín de feria, aún así seguimos intentándolo, es nuestra naturaleza, la naturaleza del espíritu. El espíritu cumple su cometido de empujar nuestro verdadero ser hacia el exterior y no cejará en su empeño. Nos pondrá el conflicto por delante y nos dará fuerzas para aceptarlo y después seguirá con otro tema y otro, y si no nos damos por enterados de que nos estamos cortando las alas a nosotros mismos, nos enfermará. Hasta que despejemos el camino para que el fuego pueda salir… y él sabe muy bien su camino. Nosotros la mayor parte del tiempo no, por eso es el roce que nos llaga, nos hiere. Cuando nos damos cuenta del camino que hay que allanar y lo allanamos nos aliviamos. Digo nos aliviamos, porque en nuestra resistencia para que el espíritu, la fuerza creadora, no salga, podemos llegar a un punto del que no es tan fácil para el cuerpo físico retornar hasta el inicio, aunque sí que hay alivio para las emociones y paz para el espíritu.
Los designios de nuestro espíritu, cada uno lo tiene que buscar dentro de sí mismo, solo o con ayuda. En general, la sociedad en que vivimos no fomenta la individualidad, sí el individualismo, parece que todos tenemos que seguir unas pautas de vida que no a todos se nos ocurre cuestionar a priori. El espíritu es libre, es su condición, pero a veces la sociedad, familia, amigos, entorno laboral, nos hace pagar un alto precio por crear la vida a la medida del espíritu de cada uno. ¿O simplemente nos han hecho creer que el precio es demasiado alto? Si te atreves a dejar que tu espíritu inunde tus motivos para hacer las cosas pudiera ser que te sintieras recompensado. ¿Te animas?

Has de saber que el espíritu no mostrará más de lo que ves en el escalón que te ha puesto delante. Aunque es verdad que siempre hay más y mejor.

Beneficios de la meditación

    La meditación es una invitación a relacionarnos con nosotros mismos, es un tiempo, o espacio, que podemos tomarnos para saber cómo estamos, qué sentimos respecto a lo que nos pasa en la vida y cómo podemos afrontarlo desde y para nosotros. Es un retiro momentáneo, fantástico si es diario. Es pensar en nada concreto o por el contrario en algo muy concreto. Puedes quedarte quieto o moverte. Sentarte tranquilamente en un sitio de tu agrado o salir a pasear y observar qué es lo que viene a la mente, qué es lo que te provoca el entorno. Quizás descubras una conexión, inesperada pero muy fructífera, de lo que ves con tus ojos en ese momento y algún pensamiento o sentimiento recurrente.
    También hay meditaciones dinámicas con el propósito de que aflore el subconsciente. En la meditación libre, la llamo así porque dejas que asome lo que en la vida diaria no hay tiempo o intimidad para integrar, puedes ir al ritmo de tu vida. Si eliges meditar en un tema concreto es porque hay algo, que te persigue,  te pisa los talones y te hace tropezar, y quieres llegar al fondo del asunto para tenerlo claro la próxima vez que se presente la ocasión. Conocerás tus sentimientos al respecto, podrás integrarlos y establecer un plan para seguir adelante. 
    La vida que llevamos es ajetreada y llena de ideas preconcebidas, pensamientos que pueden ser de un grupo social pero quizás no son tus ideas. No las has elaborado tú, para ti, en exclusiva. Quieres cambios positivos en tu vida, cambios que te hagan sentir mejor, pero no tienes a mano las respuestas nuevas a las cuestiones que quieres cambiar. La meditación es una poderosa herramienta para que surjan ideas nuevas de afrontar el día a día y para dejar atrás el pasado, lo obsoleto. Para ir quitando capas de cebolla y llegar al núcleo de nuestro ser. Si en la meditación surgen incomodidades y sentimientos negativos, es hora de recoger los frutos, tienes una pista que te conducirá al bienestar. Sigue el hilo de Ariadna para salir del Laberinto. Eso no quiere decir que si tienes una meditación llena de paz y bienestar debas estar rebuscando lo negativo  ¡hacen mucha falta momentos así! ¡Disfrútala!
    Te diría que si estás acostumbrado a meditar y hace tiempo que estás tan a gusto una meditación con otra, sí busques qué es lo que evitas afrontar.
     Para meditar sólo hace falta que tengas ganas de estar contigo mismo, lo demás es accesorio. Si no tienes hábito de meditar dicen que lo mejor es que te pongas siempre a la misma hora en el mismo sitio. Quizás porque vivas en una ciudad o porque seas rebelde o por los requerimientos familiares eso a ti no te funcione. Se pueden utilizar los trayectos en transporte público o andando del trabajo a casa, o cuando recoges la cocina, o cuando te duchas, o justo al despertar o justo antes de dormir. Permítete que la paz mental o el conflicto por resolver lleguen a ti, cuando sea.

martes, 6 de septiembre de 2011

Test de stress de HOLMES-RAHE

Sólo se añaden los eventos que han ocurrido en los últimos 24 meses.

Si tienes un total superior a 300 puntos, tienes un 80%  de posibilidades de un cambio serio en tu salud dentro del próximo año; hasta 300 puntos, un 50% de posibilidades y 150 puntos un 30% de posibilidades

Muerte de su esposo(a) 100
Divorcio 73
Separación marital  65
Prisión  63
Muerte de un familiar cercano  63
Lastimarse o enfermarse  53
Matrimonio  50
Despedida del trabajo  47
Reconciliación marital  45
Jubilarse  45
Cambio en la salud de un familiar  44
Embarazo  40
Dificultades sexuales  39
Nuevo miembro en la familia  39
Cambio en el estado financiero  38
Cambio en la frecuencia de peleas con la pareja  35
Hipoteca grande  32
Perder su hipoteca o algún préstamo  30
Cambio de responsabilidades en el trabajo  29
Una hija o un hijo que se vayan de la casa  29
Problemas con los suegros  29
Un gran éxito personal  28
Pareja empieza o deja de trabajar  26
Empezar o salir de la escuela  26
Cambio de condiciones de vida  25
Cambio en los hábitos personales  24
Problemas con el jefe  23
Cambio en horas o condiciones del trabajo  20
Cambio de casa  20
Cambio de escuela  20
Cambio de recreación  19
Cambio en actividades de la iglesia  19
Cambio en actividades sociales  18
Pequeño préstamo o hipoteca  17
Cambio en rutina del sueño  16
Cambio en el número de reuniones familiares  15
Cambio en hábitos de comer  15
Vacaciones  13
Navidades  12
Violación menor de la ley  11

Complementos alimenticios ¿por qué tomarlos?


Imagen: Pedro Alonso Ibáñez
Forman parte de los alimentos que ingerimos habitualmente, fuera de su medio y aglutinados para que puedan ejercer su función en tiempo óptimo. Entre ellos están los aminoácidos, minerales, oligoelementos, sales orgánicas o biosales, vitaminas.

¿Por qué tomarlos? Para empezar, nuestra alimentación debería ser lo más variada y equilibrada posible. Pero la vida es movimiento y con el movimiento surgen desequilibrios, y aunque nuestra alimentación sea variada puede que no nos aporte todos los nutrientes necesarios por varios motivos. Uno de ellos es que el tipo de cultivo del que generalmente nos surtimos es demasiado intensivo y la tierra a la larga se empobrece, el alimento sale adelante pero no tiene cantidades óptimas de minerales y vitaminas. Otro son los ciclos vitales que hacen que nuestro organismo consuma o necesite más de esto o de aquello: crecimiento, adolescencia, embarazo, lactancia, menopausia, vejez. También la convalecencia de una enfermedad u operación, enfermedades crónicas. Situaciones de tensión como trabajo extra durante una temporada larga o tener que buscar solución a muchos asuntos de una vez… Se dice de tal o cual persona que está muy trabajada –aquellos horarios infernales, muchos embarazos, familiares enfermos a nuestro cargo, relaciones con personas más que difíciles que minan vitalidad, autoestima - al no compensar los requerimientos extras.

Estas circunstancias que nos generan stress deberían hacernos preguntar ¿Cómo estoy? ¿Qué necesito? Para que equilibremos nuestro organismo antes de enfermar. Es verdad que en esos momentos la urgencia a la que tengamos que acudir sea tal que dejamos para otro momento la búsqueda. Que hay situaciones vitales muy complicadas, incluso de supervivencia, en las que no hay posibilidad de recursos paliativos o preventivos. 
También es cierto que en este mundo hay muchos mundos, y que las circunstancias no son las mismas para todos. Pero si estás leyendo esto puede que tengas otras opciones, distintas de las que tuvieron tus padres, tus abuelos, tu vecino del 5º, aquel amigo de la infancia, tu hermano, incluso tú mismo en el pasado, y que decidas actuar de otra manera.
Para cada cuestión hay algo que podemos hacer para solucionarlo o aliviarlo, puede que no sepamos cuál en concreto, bueno, para eso están los profesionales. Terapeutas y herbolarios podemos ayudar a dar con la solución o alivio.

martes, 12 de julio de 2011

Aceptar

    Aceptar es el primer paso para cambiar… lo que sea. Aceptar es el Gran Portal que nos permite asomarnos al cambio. Algunas personas me dicen ¿Cómo voy a aceptar “eso”? Es que no lo quiero, no me gusta, lo odio, no lo soporto, es como una condena, es muy duro. “Eso” es cualquier cosa para nosotros desagradable, por supuesto, que provoca en nosotros culpa, miedo, apegos, tristeza, rabia, insatisfacción... Que sea para nosotros desagradable o nos cause miedo no quiere decir que lo sea.  Aceptar es ver la realidad de nuestro entorno. Las cosas agradables y positivas también pueden generar conflictos y no aceptarse por sí mismas, sólo porque son un avance y eso hace que nos tengamos que recolocar. Un cambio en cualquier sentido hace que nos tengamos que adaptar, nos saca de lo conocido, de la comodidad de “tenerlo todo controlado”. Y a veces no queremos que nos muevan. Pero todo cambio es siempre para mejor, nos hace descubrir una parte de nosotros mismos que desconocíamos, a veces turbia, pero que al salir a la luz podemos transformarla. Salir de nuestro pequeño yo nos hace experimentar una visión más amplia que nos ayuda a pasar por esos momentos de fuego, y con la aceptación conseguimos la paz interior con la que alcanzamos las grandes o pequeñas ideas, siempre geniales, para poder sobrellevar lo que nos acontece.
    
    Tener una enfermedad crónica, que un familiar ya no esté con nosotros, que no te has enterado de que naciste para martillo y el cielo te manda clavos... Si nos abrimos a la aceptación podremos vivir el dolor de la pérdida y recuperar la alegría de vivir. La oportunidad de ser felices compartiendo experiencias con los que sí están con nosotros, de encontrar nuevas aptitudes y capacidades porque la enfermedad crónica nos limita en las capacidades conocidas, si es que a tu vida no le encuentras sentido sin duda se pierden muchas oportunidades. Si aceptamos esa enfermedad que nos machaca quizás hagamos lo necesario para que sea menos dolorosa y nuestra creatividad se desarrolle. Si por fin aceptas que naciste para martillo, bendecirás todas las veces en las que te “llueven” clavos.  

    Los “para qué aceptar” ya están enumerados. No aceptar puede llevarnos a un punto incómodo en grado superlativo, más que incomodísimo, insostenible. Nos puede llevar a la muerte prematura o a la muerte en vida.
    ¿Para qué no aceptar? Para eludir nuestra responsabilidad, para tener una excusa, para que los demás estén pendientes de ti, para no disfrutar de la vida como merecemos, para castigarnos a nosotros y de paso a los demás. 

    Aceptar no significa que las cosas se resuelvan solas, sólo es el primer paso para poder cambiar precisamente "eso" que no nos gusta o cambiar la actitud con la que gestionamos las cosas que no son como queremos. También para disfrutar mejor los cambios agradables.
    Adaptarnos a los cambios que pueden surgir en nuestro entorno sólo es posible si aceptamos. Es como quitarse y ponerse ropa según se sienta frío o calor. Esta acción nos la han enseñado desde pequeños, y con el tiempo se convierte en algo mecánico. ¿Parece sencillo con este ejemplo pero no es tan sencillo con el resto? ¿Desde cuando vamos con el piloto automático puesto?  Si en nuestro entorno hemos vivido cómo los demás gestionan las dificultades apagando fuegos, poniendo parches, dando las cosas por sentado, no hemos tenido un ejemplo del que aprender.  Aprendamos por nosotros mismos mediante la observación de personas que ejemplifican superación de ese determinado obstáculo, o busquemos ayuda de un profesional para que nos guíe. 

    Todos somos diferentes y necesitamos nuestras propias respuestas, nadie como nosotros para saber qué necesitamos si reflexionamos con honestidad. Si nos encontramos desorientados o atascados busquemos ayuda de un profesional que nos conduzca a descubrir nuestra guía interna, nuestra esencia.

jueves, 7 de julio de 2011

Sanación a distancia

   La conexión para realizar estos tratamientos puede ser personal - nos conocemos personalmente - , o por intermediario – alguien que yo conozco me pide para tal o cual persona-,  o telefónicamente – no nos hemos visto nunca y posiblemente no nos veremos, y la voz es la conexión. Estos son los puentes que necesito. Cristian Salado lo llama “generar afectos”. Generar afectos significa no juzgar, tener compasión… Podría intentar buscar muchos adjetivos, pero lo que realmente lo explica mejor es que la energía del amor es la más poderosa. Todo lo puede. Este tipo de terapia puede incluir utilizar terapia vibracional como flores de Bach o esencias minerales, para sostener los cambios que puedan producirse, pero básicamente nos referimos a sanación espiritual. Es la sanación más poderosa… Existen finos hilos que nos conectan unos a otros aunque estemos muy lejos. Los terapeutas de reiki de 2º nivel pueden hacerlo y aún se puede potenciar más si se hace desde la 2ª atención, asunto este complicado de explicar, pero que corresponde a la tensergética. Estos hilos se van generando y fortalecen con el trato cotidiano. Por ejemplo, en el caso de las familias, les llamamos lazos de sangre. Estos hilos no se rompen nunca.
    Supongo que puedo suponer, aunque me repita, que se puede dudar del amor que yo pueda sentir por alguien a quien quizás no conozco personalmente. Vamos, yo hace un tiempo lo dudaría. Pero es la única forma de llamar al sentimiento que se genera cuando entro, yo o cualquier otro sanador,  en contacto con personas confusas, doloridas, necesitadas de algún modo, y ese sentimiento de compasión es lo que me conecta para sanar a distancia. Esta compasión es la comprensión, el entendimiento, de lo que acontece al prójimo, no se trata de lástima o de pena. Éstas sólo sirven para bloquearnos al receptor y a mí misma. Al poder conectar con su dolor puedo saber lo que calma, activa o detiene, y así transformar la situación.
   La sanación no sólo es para mejorar la salud física. Uno puede sentirse bloqueado frente a un examen, una situación profesional, un conflicto familiar o entrar en crisis en un determinado ciclo de vida.
     Con la sanación a distancia podemos echar un cable a nuestros seres queridos y a nosotros mismos en momentos cruciales para que pase lo mejor ¿Siempre? Sí, aunque a veces no logremos ver el sentido porque lo que sucedió parece contrario a nuestros deseos. Si el receptor de sanación por salud ha acabado su misión, la despedida será inevitable, aunque habrá encontrado paz y los familiares y amigos serenidad para aceptarlo. Si lo mejor que puede pasar es que no pases el examen, no te sentirás bloqueado y enseguida encontrarás un camino nuevo o energías renovadas para seguir apostando por ello. 

miércoles, 25 de mayo de 2011

Señales



    Escuchar las señales que nos envían las diferentes partes del yo para muchos de nosotros es una tarea agotadora. No queremos escuchar los avisos, ver lo que pasa, sentir incomodidad en determinadas situaciones. Simplemente queremos que todo siga igual o que cambie pero sin nuestra intervención. No queremos tener nada que ver con nosotros. Lo digo así, porque todo lo que nos pasa, y a nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, tiene que ver con nosotros. Quizás no en la totalidad de nuestros ámbitos pero todos tenemos alguno asunto del que no queremos saber nada. Reconozcámoslo, no nos gusta que nos corrijan, sobre todo al principio. ¿Cuál es el principio?  Se diría que el principio es cuando nacemos. No. Podría ser, pero para la mayoría, mucha mayoría, no. Puede haber pasado mucho tiempo desde entonces. El principio es cuando vemos, sentimos, sabemos, que no podemos seguir así.

    ¿Cómo es “así”? Así es DESCONECTADOS. Desconectados de nuestras emociones, de nuestras necesidades físicas, sin conciencia de nuestra espiritualidad, con mentalidad ¿infantil? ¿cerrada? ¿confusa? Llegamos al principio cuando queremos corregir, sanar, lo que no funciona, duele, limita, de tal modo, tan alto, que escuchamos, vemos y sentimos las señales. La quiebra financiera, la desunión de la familia, la enfermedad son los ámbitos que nos dicen cómo estamos. Con facilidad olvidamos aquella parte que más nos duele. No tener tiempo, estar demasiado agraviado, no tener vitalidad, son algunas de los puntos en los que damos el giro de 180º para no enfrentar las situaciones incómodas, dolorosas, agotadoras. Pero lo que no va bien no se va, no desaparece. Nos limita cada vez más haciendo terrible el día a día. El “todo pasa” es cierto, si dejamos espacio, si nos permitimos sentir el dolor, la frustración, la pena, el odio, los celos, lo que sea que sintamos, y lo gestionamos. Hay ocasiones en que podemos nosotros solitos, como niños mayores, y otras en las que hemos de acudir a un sanador, un médico, psicólogo. Al que toque.
 
    Para explicar que las señales se han de atender se me ocurre un ejemplo sencillo en el que la palabra catarro puede sustituirse por lo que sea que nos acontezca. Entender que un catarro común simplemente hay que pasarlo, dejar al cuerpo que se reorganice, parece que es pedir mucho. Por supuesto que es incómodo que nos gotee la nariz, que sintamos la cabeza metida en una caja, incluida la fiebre, unas décimas, pero ¡es lo que hace el cuerpo para curarse a sí mismo, para recuperar la unidad! No queremos mocos, ni dolor de cabeza, ni fiebre.
    Cuando discutimos con alguien  amado tampoco queremos los gritos, acusaciones y demás, la separatividad se hace muy dura. Pero miremos las señales, ellas nos hablarán sobre cómo lo hemos afrontado, si hemos dañado gratuitamente o si han sido injustos con nosotros. Por descontado necesitamos perdonar al "supuesto" contrario y a nosotros mismos, reconciliarnos, pues esto sería como guardar reposo en caso de enfermedad.
    Tanto el catarro como la discusión, tan cotidianos, nos dan la oportunidad de ser adultos y hacer lo que hay que hacer, aunque no nos guste, sabiendo por nosotros mismos qué necesitamos. Sabemos que un catarro mal curado y una discusión no aclarada, nos puede llevar al desastre. 
    ¿Puede ser cierto que no queramos tener nada que ver con nosotros? Somos los primeros que vivimos nuestras acciones, en primera persona. El principio puede ser algo arduo pero el esfuerzo de vivir conscientemente nos evita sinsabores peores.
    Somos una “máquina” perfecta pero hemos de hacer caso a las señales para darnos cuenta de cuando necesitamos ayuda, es decir, de cuando hay que llevar a nuestro vehículo, nuestro organsimo, a reparar. Es curioso que a nuestro coche le llevamos a puestas a punto para reajustar su eficacia y a nuestra vida en muchas ocasiones no le hacemos caso ni cuando pide ayuda a gritos.

Kinesiología holística

     La kinesiología es un sistema de comunicación entre el terapeuta y el consultante. Es un test muscular, en el que la respuesta es débil o fuerte, equilibrio o desequilibrio, pudiendo encontrar qué es lo que necesita el organismo y aplicarlo para restablecer la salud.

Test del reflejo del brazo
    El camino a seguir lo marcarán las respuestas. Es el organismo del paciente el que guía al terapeuta de forma eficaz. El terapeuta kinesiólogo utiliza un abanico de disciplinas para restablecer el equilibrio. Las disciplinas variarán de un terapeuta a otro: Flores del Dr. Bach, complementos nutricionales, puntos reflejos, homeopatía, acupuntura, color, sonido, osteopatía… Hay infinitas combinaciones, tantas como terapeutas que se dediquen a esta disciplina.

    En las sesiones de “kine” se corrigen estados no deseados que incluyen elementos físicos, químicos, sutiles, eléctricos, electromagnéticos, psicológicos... Pueden muy bien estar representados todos los grupos que he enumerado. Estos grupos son llamados cuerpos: cuerpo físico, cuerpo sutil, cuerpo psicológico, cuerpo eléctrico,  cuerpo electromagnético, cuerpo químico. Nosotros nos miramos en un espejo y vemos nuestro cuerpo físico: piel, pelo, estatura, complexión… Pero por mucho que miremos en el espejo no encontraremos los canales de acupuntura o las moléculas de nutrientes que están circulando por el torrente sanguíneo, o los pensamientos y emociones que nos acompañan, a veces tan intensamente, o las vivencias pasadas que nos han marcado de manera tal que no nos dejan atravesar determinado umbral en el presente. Sólo podemos ver reflejados, o sentir, sus efectos en nuestro cuerpo físico y en nuestro comportamiento.
 
     Con la “kine” podemos saber qué está pidiendo ayuda para cumplir su tarea y cómo aportar esa ayuda, en cualquiera de los cuerpos que nos componen a cada uno de nosotros. Interesante ¿no?
Como he dicho, el organismo del paciente es el que marca el ritmo. Puede ser que él acuda al terapeuta por una serie de síntomas, pero que se quede con algunos de ellos por el momento. No es un despropósito. El cuerpo nos dirá qué es lo que es pertinente corregir sin infringir daño alguno, sin efectos nocivos, dando permiso para tratar unos y otros no, bien porque él mismo lo equilibrará más adelante o bien porque tratar eso nos lleve a una situación peor. Enfermar es un proceso y restablecer la salud es desandar ese camino. La enfermedad ha de ir hacia fuera, lo contrario es como guardar nuestra basura en dentro de nuestro hogar, llegaría un momento que sería inhabitable. Con la “kine” no se corta el proceso, se invierte, se desanda el camino, incluyendo la totalidad de nuestro ser. En los procesos, tanto de enfermedad como de salud, intervienen muchos factores y para sanar una situación necesitan ser tratados todos esos factores.
   
     Restablecer el equilibrio puede incluir tratamiento por vía oral, como flores de Bach, esencias minerales, complementos nutricionales -minerales, vitaminas, aminoácidos-, la “kine” nos permite ajustar cual de ellas, qué dosis, el momento óptimo de ingesta y por cuanto tiempo. 

Efectos de los tratamientos

 

    Los efectos de los tratamientos que realizo a veces pueden desconcertar, pues al tratar la totalidad de ser pueden incluir cambios emocionales, mentales, físicos y espirituales. La mayor parte de las personas a las que trato quieren acercarse a una vida más equilibrada y, aún teniendo una visión amplia, se asombran de que en la curación intervienen todos los cuerpos: físico, emocional, mental y espiritual. Hay cambios que se pueden observar desde el primer momento y resultan altamente satisfactorios y otros en los que nos daremos cuenta más tarde o mucho más tarde, de modo que quizás no lo relacionarán con nuestro encuentro. A todos no les pasa igual, para cada uno es diferente.

 

    Un cambio mental puede ser difícil de observar. El cambio se ha producido pero parece no haber pasado nada. Sólo cuando se presenta la oportunidad de la respuesta actualizada quizás lo veamos. Por eso ese tipo avance lo percibimos después de responder.  Se ha de presentar la escena conflictiva de forma natural, como es la vida. La respuesta actualizada, consciente, se desarrolla sin esfuerzo. La educación que hemos recibido para esforzarnos por todo puede hacer que pase desapercibido el logro. El pensar que no ha cambiado nada puede hacer que no apreciemos la realidad del cambio. Puede pasar bastante tiempo antes de que nos demos cuenta de que el cambio tan ansiado se está llevando a cabo todos los días, cada vez que respondemos a esa situación.
 
    En el ámbito espiritual, la cosa cambia. Quizás lo que se vive como un problema no lo llamaríamos conflicto espiritual y muchas veces acudimos a la consulta de sanadores por señales que no pensamos ni por un momento que estén relacionadas con la espiritualidad. Se palpa algo que no podemos atrapar, no podemos definir. En el mismo momento en que se libera un  conflicto espiritual podemos sentir que respiramos mejor, estamos menos “pesados”, tenemos mayor movilidad… Me gustaría resaltar aquí cómo todos los cuerpos están conectados. Me maravilla cada vez que presencio un desbloqueo espiritual la de adjetivos físicos y emocionales que pueden llegar a describirme.



    En lo emocional el cambio se traduce en mayor alegría interior, más satisfacción, más tranquilidad una vez se ha producido la liberación de la emoción reprimida. Recogemos las fuerzas que estaban dispersas y así afrontamos lo que hay que vivir. Si hace mucho que no dialogamos con nosotros mismos es posible que sintamos que se abre "La caja de Pandora", y que nos sintamos abrumados por el dolor, a veces ira, a veces tristeza a veces miedo. Las emociones son las que nos guían a la hora de tomar decisiones, si no las dejamos espacio para que nos hablen pueden complicarnos mucho la vida. Dejar espacio a las emociones significa vivirlas, pasar por ellas. Esa caja hay que abrirla si queremos vivir conscientemente. Hemos de dejar salir de forma responsable todo lo que nos hemos guardado, sin causar daño gratuitamente.

    El cuerpo físico es el receptáculo palpable de los cambios que se han producido en los demás cuerpos. Digerimos mejor, eliminamos toxinas, la circulación se activa y el sistema linfático nos defiende, nos sentimos más vitales, los problemas de piel desaparecen.


    La conexión entre los distintos planos es real, lo que acontece en uno tiene su reflejo en el otro. Cuando acudimos a un  sanador le explicamos todo lo que nos pasa, o sería preferible que así lo hiciéramos. 

    Como ya dije nuestra personalidad no elige qué sanamos, se cura lo que es prioritario, lo que está listo o es urgente desde la óptica de la vida no de lo que nos estorba.

   Se consigue ese ansiado equilibrio de energías que nos aporta justo lo necesario en en momento adecuado.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Sobre Reiki

    La palabra Reiki viene del japonés y viene a significar energía universal, prana para los hindúes, chi para los chinos. Nosotros no tenemos una única palabra para describir el flujo de vida que nos “hace funcionar”. Este flujo de energía es siempre saludable, es la bocanada de aire fresco, un chapuzón durante el calor del verano, un sueño reparador.
    
     Cuando me preguntan qué es el Reiki, no sé cómo responder.  Y es que es difícil trasmitir que una persona puede mejorar tu salud por la imposición de sus manos en tu cuerpo. Para algunas personas esta explicación sobrepasa cualquier expectativa. Y resulta que es la más sencilla. Esto sucede de manera sencilla, sin alharacas, sin disfraces ni aspavientos, a través de la vida espiritual que pueda generar el terapeuta de reiki. Es muy importante recordar que los terapeutas de reiki no sanamos a nadie, sino que despertamos la capacidad de conservar y generar buena salud que cada uno de nosotros ya posee en su interior. No es nuestra energía la que utilizamos sino la energía universal. Lo que hacemos es canalizar esa energía, que entra por nuestro chacra corona, y pasa a través de nuestras manos. Cuanto más nos conectamos con reiki, sea a través de la meditación específica para ello sea por autotratamiento o tratamiento a los demás, más firme y ancho es el canal, y las sanaciones en las que participamos son más efectivas.

    Todo el mundo que quiera puede iniciarse en reiki. 

   Las personas que pudieran estar abiertas a iniciarse en reiki han de saber que es un modo de vida, que por supuesto no se impone, aunque, si la motivación es de corazón, genuina, se anhela. Reiki ayuda y promueve los cambios saludables en tu vida y en la vida de los seres que te rodean. Suena bien ¿verdad? Supone perseverancia. No se avanza como, cuando y en lo que tú quieres. Tu personalidad no marca el ritmo.
    

    La palabra reiki viene a significar “corriente de vida”, y es la que nos pone por delante los temas con los que hemos de lidiar. Generalmente no nos educan para conocernos a nosotros mismos, a compartir, a ceder protagonismo, a apreciar el bien común por encima del personal, a perdonar… Con la práctica del reiki son este tipo de “asuntos” los que primero salen a la luz para ser transmutados y poder ayudar a los demás con más eficacia.  Esto no puede conducirnos al pesimismo, muy al contrario. Mi mayor alegría es poder decir que todo pasa, todo cambia, a su ritmo, sí. Un ritmo que es el tuyo, personal, sin comparación alguna. Se inicia un proceso de concienciación que tanta falta nos hace a todos, a cada uno desde el punto donde está. Cuanto más reiki te das y das a los demás, más se expande tu conciencia, y con ello tu potencia, y puedes ayudar más y mejor.  
    
    Las dudas que puedan asaltarte también eran las mías. Pero si sientes la llamada  puedo decirte que sólo con la práctica llega el conocimiento, no sólo con la iniciación de los diferentes niveles. La práctica es la que nos da resultados en los tratamientos.
    Si lo que deseas es recibir reiki, entrevístate primero con el terapeuta, si es que no lo conoces ya, y decide después. Estar iniciado en cualquiera de los niveles, incluido el de maestría, no otorga más capacidad si no hay práctica continuada y revisión personal profunda por parte del terapeuta.

viernes, 6 de mayo de 2011

Reflexología Podal


    Los orígenes de la reflexología podal hemos de buscarlos en nuestros antepasados (chinos e indios americanos, según distintas fuentes de información) y se basa en que todo nuestro cuerpo está reflejado en el pie, la mayoría de nuestros órganos, más concretamente en las plantas, en puntos localizados. 

     
    Las diferentes técnicas de masaje para cada punto específico despiertan o tranquilizan la actividad de cada órgano, ajustando el equilibrio y aportando armonía a nuestra actividad vital, no sólo física si no también mental y psicológica. Tratar los puntos reflejos del pie hace que resuene todo nuestro cuerpo, de los pies a la cabeza. Es una invitación a que cada una de las células que hace que seamos nosotros, funcione de la mejor manera.

    
    Los beneficios de estos tratamientos van desde una mayor tranquilidad mental a solucionar el estreñimiento, de mejorar digestiones pesadas a aumentar las defensas de nuestro organismo, resuelve la retención de líquidos y por eso mismo regula la tensión arterial. Activa la circulación sanguínea, linfática y energética llevando mejor movilidad a las articulaciones, incluidas las vertebrales. Mejora el insomnio, aumenta las defensas, desintoxica. Colabora mejorando los síntomas de cualquier patología.


    Mediante el masajeo del pie se induce un estado de relajación profunda que permite que nuestro organismo, como un todo, ejecute los cambios necesarios para restablecer el equilibrio vital.

    Porque la mente influye en el organismo y el organismo influye en la mente, podemos apreciar cómo una digestión pesada, con gases, reflujo, ardores,…, no permite pensar con claridad. Por el contrario sucede que la tensión, emocional y mental, hace que las digestiones sean de lo más molestas.

    
    Los efectos son palpables en la mayoría de los casos en la primera sesión, aunque hay personas que necesitan algunas más para constatar la mejoría, depende de lo intoxicado que llegue a estar el cuerpo. Algunos medicamentos, muchos años de malos hábitos o condiciones ambientales adversas empeoran nuestra capacidad de respuesta. Si el tratamiento es completo, diez sesiones, los efectos son de larga duración. ¿Cómo lo sé? Porque las personas a las que he tratado que tenían el sistema inmune debilitado han logrado resistir por muchos meses, y hasta más de un año, sin un solo resfriado.

     La conexión que existe entre el tratamiento realizado y los efectos derivados del mismo pasan desapercibidos en muchos casos, quizás porque resulta asombroso que masajeando puntos específicos en los pies se produzcan mejoras o por falta de atención o por incredulidad o quizás porque nos sentimos con derecho a disfrutar de buena salud a pesar de que a veces no ponemos de nuestra parte.