martes, 23 de septiembre de 2014

Ley o Principio de Ritmo


     En la naturaleza todo sigue un ritmo, el día y la noche, mareas altas y bajas..., como las estaciones. Comprender que después de un periodo de actividad viene otro de integración puede suavizar los momentos delicados de adaptación. Pasar de un estado a otro supone dejarse llevar y para muchos presenta dificultad. En una conversación hemos de hablar y escuchar, saber cuando ya hemos dicho bastante y cuando el interlocutor requiere contestación. Nada escapa a la Ley de Ritmo. ¿Para qué nos sirve integrar el conocimento de esta Ley? Porque simplemente sucede lo sepamos o no. Cuando estamos creando, y estamos creando todo el tiempo, hemos de atender las señales que nos indican cuando parar la actividad para que se integren los cambios en un periodo de reposo. Evita que nos alteremos cuando "la pelota no está en nuestro tejado". 



    Hoy entramos en el otoño y para muchas personas supone un reto adpatarse a menos horas de luz, a menores temperaturas... Se pueden utilizar diferentes terapias para mejorar los síntomas que surgen en estos periodos de transición, sin embargo, en mi opinión, aceptar el paso de los ciclos, es lo primero. Nuestra biología sigue de manera armónica estos cambios, también tiene su propio ritmo. Pudiera ser que nos sintamos atrapados queriendo que el verano no acabe, con sus extraordinarias horas de luz y esas temperaturas que invitan a relacionarse, aunque también le encontremos su punto al invierno. Pudiera ser que nuestra biología no se adapte adecuadamente por motivos que conscientemente desconocemos pero a cuyos influjos estamos sujetos. Hay quienes saben los motivos por los cuales les cuesta entrar en determinada estación del año y que agradecen salir de ella: el fallecimiento de seres queridos o una serie de experiencias que encuentra desagradables coincidentes en la misma estación... Sea que lo sepamos o no podemos liberarnos de esos ciclos que nos perturban porque hay emociones que quedan grabadas en nuestra memoria y que afloran en la época en que se grabaron tiñendo los momentos actuales con emociones que se corresponden con lo que estamos viviendo, que no están actualizadas. En esos casos está indicado acudir a un profesional.