miércoles, 28 de diciembre de 2011

Relaciones

     Relaciones. Es lo que más nos afecta en nuestra vida.

    ¿Relación de qué con qué? La relación que establecemos cada uno consigo mismo. Esa es la primera, principal y última relación que estableceremos. Desde que nacemos hasta que morimos es con nosotros con quién vamos a estar.
Yo, hace ya mucho tiempo ¡me hubiera divorciado de mí misma si eso se pudiera hacer! Y si se me hubiera ocurrido, claro, porque estaba tan enganchada al enfado y la miseria mental que no tenía casi un pensamiento consciente. Eso quedó atrás hace mucho para mí, aunque por desgracia hay personas que sufren de eso mismo. Se sufre en forma de ciertas enfermedades en las cuales la causa es un continuo disgusto de sí mismas. Hay muchas cuestiones que podemos transformar ya mismo poniendo atención.
    Como la relación con nosotros mismos es la más ciega, la vida nos pone a los demás para que nos demos cuenta. Lo que vemos en nuestras relaciones personales es una representación de lo que ocurre dentro. Como es afuera es adentro. Son pistas ¡y de las gordas!

    Ahora con la física cuántica se está viendo científicamente que estamos todos conectados. No sólo entre nosotros los humanos si no entre los animales y los objetos también. Todo nos afecta. La forma en la que nos relacionamos con nuestra forma de ser si no es consciente nos destroza a nosotros, pero también a los demás. En la medida en que pasamos por alto nuestras necesidades, y que tú y yo somos uno, pasamos por alto las necesidades de la persona más cercana. Lo que le hacemos “al que más nos aguanta” nos lo hacemos a nosotros.
    Queremos tener gente estupenda y maravillosa a nuestro lado, que nos comprendan y nos amen tal como somos. ¿Somos nosotros esa gente estupenda y maravillosa con la que da gusto estar y comprendemos y amamos a los cercanos tal y como son? ¿Y hasta dónde? ¿Y nos comprendemos y amamos a nosotros mismos tal y como somos? ¿Hasta qué punto?
    Podemos observar cómo y desde dónde nos relacionamos, para descubrir la forma en la que nos tratamos a nosotros mismos. Podemos perdonarnos, para descubrir que podemos relacionarnos de formas más constructivas. Que comprendiéndonos y aceptándonos las cosas nos van mejor y la relación con los demás mejora. Y la cosa va en aumento.