

En el ámbito espiritual, la cosa cambia. Quizás lo que se vive como un problema no lo llamaríamos conflicto espiritual y muchas veces acudimos a la consulta de sanadores por señales que no pensamos ni por un momento que estén relacionadas con la espiritualidad. Se palpa algo que no podemos atrapar, no podemos definir. En el mismo momento en que se libera un conflicto espiritual podemos sentir que respiramos mejor, estamos menos “pesados”, tenemos mayor movilidad… Me gustaría resaltar aquí cómo todos los cuerpos están conectados. Me maravilla cada vez que presencio un desbloqueo espiritual la de adjetivos físicos y emocionales que pueden llegar a describirme.
En lo emocional el cambio se traduce en mayor alegría interior, más satisfacción, más tranquilidad una vez se ha producido la liberación de la emoción reprimida. Recogemos las fuerzas que estaban dispersas y así afrontamos lo que hay que vivir. Si hace mucho que no dialogamos con nosotros mismos es posible que sintamos que se abre "La caja de Pandora", y que nos sintamos abrumados por el dolor, a veces ira, a veces tristeza a veces miedo. Las emociones son las que nos guían a la hora de tomar decisiones, si no las dejamos espacio para que nos hablen pueden complicarnos mucho la vida. Dejar espacio a las emociones significa vivirlas, pasar por ellas. Esa caja hay que abrirla si queremos vivir conscientemente. Hemos de dejar salir de forma responsable todo lo que nos hemos guardado, sin causar daño gratuitamente.
La conexión entre los distintos planos es real, lo que acontece en uno tiene su reflejo en el otro. Cuando acudimos a un sanador le explicamos todo lo que nos pasa, o sería preferible que así lo hiciéramos.
Como ya dije nuestra personalidad no elige qué sanamos, se cura lo que es prioritario, lo que está listo o es urgente desde la óptica de la vida no de lo que nos estorba.
Se consigue ese ansiado equilibrio de energías que nos aporta justo lo necesario en en momento adecuado.