martes, 27 de septiembre de 2011

Espiritualidad

Complicado.
Supongo que es más una necesidad mía aclarar en qué consiste la espiritualidad. Quizás porque yo he estado confundida al respecto durante mucho tiempo. No he logrado entenderlo hasta no hace tanto. Algunas de las personas que me rodeaban trataban de explicármelo, y las más me daban su ejemplo. La explicación a lo mejor no es tan compleja, ahora que me pongo a escribir sobre ello, aunque siempre es un buen tema de meditación. Puede parecer que para todos es diferente y por ello es complejo. Sí, somos todos distintos y en esa medida nuestra espiritualidad es única. Pero espiritual no significa ser moralmente bueno, o pertenecer a una religión determinada. Ser espiritual no es vivir en las nubes, ni dejar que te pisen, tampoco es no tener ambiciones ni que te dé todo igual.
Para mí la espiritualidad es dejar que la energía fluya, la energía de cada uno, para crear las condiciones necesarias para expresar el verdadero ser que llevamos dentro. Los hay que son músicos, otros padres de familia, otros médicos, otros carteros, otros vendedores…
Podríamos continuar porque el padre de familia también es hijo y panadero y "manitas" y…
El espíritu es el fuego interior que nos mueve, la fuerza, la cohesión. Sin espíritu verdaderamente ¿qué somos capaces de hacer? ¿Qué proyectos llegan a buen término?

Y ¿ya está? Pues yo diría que sí. Está claro que todos estamos aquí intentando expresar lo mejor de nosotros mismos y que fallamos como escopetín de feria, aún así seguimos intentándolo, es nuestra naturaleza, la naturaleza del espíritu. El espíritu cumple su cometido de empujar nuestro verdadero ser hacia el exterior y no cejará en su empeño. Nos pondrá el conflicto por delante y nos dará fuerzas para aceptarlo y después seguirá con otro tema y otro, y si no nos damos por enterados de que nos estamos cortando las alas a nosotros mismos, nos enfermará. Hasta que despejemos el camino para que el fuego pueda salir… y él sabe muy bien su camino. Nosotros la mayor parte del tiempo no, por eso es el roce que nos llaga, nos hiere. Cuando nos damos cuenta del camino que hay que allanar y lo allanamos nos aliviamos. Digo nos aliviamos, porque en nuestra resistencia para que el espíritu, la fuerza creadora, no salga, podemos llegar a un punto del que no es tan fácil para el cuerpo físico retornar hasta el inicio, aunque sí que hay alivio para las emociones y paz para el espíritu.
Los designios de nuestro espíritu, cada uno lo tiene que buscar dentro de sí mismo, solo o con ayuda. En general, la sociedad en que vivimos no fomenta la individualidad, sí el individualismo, parece que todos tenemos que seguir unas pautas de vida que no a todos se nos ocurre cuestionar a priori. El espíritu es libre, es su condición, pero a veces la sociedad, familia, amigos, entorno laboral, nos hace pagar un alto precio por crear la vida a la medida del espíritu de cada uno. ¿O simplemente nos han hecho creer que el precio es demasiado alto? Si te atreves a dejar que tu espíritu inunde tus motivos para hacer las cosas pudiera ser que te sintieras recompensado. ¿Te animas?

Has de saber que el espíritu no mostrará más de lo que ves en el escalón que te ha puesto delante. Aunque es verdad que siempre hay más y mejor.