... para saber si estoy en el sendero espiritual.
Aún incluso si no lo vemos, lo tiene. todo tiene algo de bien y bueno, si conocemos esta Verdad hallaremos lo bueno y nos mantendrá en Paz.
2. Si resueltamente le doy la espalda al pasado, sea bueno o malo, vivo únicamente el presente y futuro.
Nuestro momento de poder es el ahora, y eso nos permite configurar un futuro mejor. Mirar el pasado nos hace perder el tiempo y la buena energía ¿quieres que eso suceda, que no te quede tiempo para vivir el bienestar?
3. Si perdono a todo el mundo sin excepción, no importa lo que hayan hecho; y luego me perdono amí mismo de todo corazón.
Si bendigo lo bueno en cada situación, persona y cosa y dejo que el pasado se vaya, o sea, que no me influya en mis decisiones, entonces puedo perdonar cualquier cosa. El perdón rompe las cadenas que nos atan a situaciones de dolor que nos bloquean y dificultan que sintamos Paz, Alegría. El perdón nos sirve a nosotros mismos ¿cuántas veces encontramos que no podemos perdonar a quién sea y que
esta persona ni se entera? Somos nosotros los que nos liberamos cuando perdonamos.
4. Si considero mi trabajo o tarea diaria como cosa sagrada, tratando de cumplirla lo mejor posible me guste o no.
Se trata de una actitud o disposición de ánimo. Mi pregunta favorita y que me ayudó a cambiar mi actitud: ¿es esto lo mejor que puedes hacer hoy?
Especialmente surgía cuando renegaba de la actividad que tenía entre manos y que había que realizar sí o sí.
5. Si hago todo lo posible por manifestar un cuerpo sano, y un ambiente armonioso alrededor de mí.
Si tenemos el cuerpo intoxicado no podemos pensar limpiamente. Nuestro cuerpo es el vehículo de expresión de nuestra alma ¿acaso no cuidamos a nuestro coche? Un ambiente armonioso se refiere tanto a nuestro puesto de trabajo como a nuestro hogar y aspecto físico, así atraemos a vibraciones más altas y cada vez podremos sostener mayores vibraciones logrando mayores cambios.
6. Si trato de rendir servicio a todos los demás, sin hacerlo de manera majadera ni fastidiosa.
No se trata de perseguir a nadie, y tampoco de comunicar lo que hacemos por los demás. Simplemente de estar atentos a la oportunidad para actuar.
7. Si aprovecho todas las ocasiones de dar a conocer la Verdad a otros, de una forma sabia discreta.
La Verdad es que somos seres espirituales en un cuerpo físico, no al revés, y que hay algo más grande que nuestro ego que puede hacernos vivir el Cielo en la Tierra. Ser un ejemplo de esto es la mejor forma de mostrar el camino. A veces podemos predicar sin el ejemplo y eso confunde, porque simplemente vivimos una mentira y eso se nota, las palabras están vacías, no tienen vida.
8. Si evito incondicionalmente la crítica negándome a escucharla y apoyarla.
La crítica es lo más pernicioso que tenemos como hábito los humanos. La palabra tiene poder para lo bueno y para lo peor. A parte..., si lo ves en el otro mírate bien, no vaya a ser que tu error sea más grande. Como cualquier hábito, se puede dejar.
9. Si le dedico por lo menos un cuarto de hora a la meditación y oración.
Esto supone un beneficio real y práctico, contrariamente a lo que se piensa. Debería ser lo primero frente a cualquier situación en la vida. Practícalo y lo verás.
10. Si leo por lo menos un capítulo de algún libro instructivo sobre la Verdad para esta era.
Estas lecturas resultan edificantes y aclaradoras, ayudan a integrar poco a poco la Verdad para hacerla presente en nuestra vida cotidiana. Sostienen nuestra nueva vibración lograda y la expanden.
11. Si hago un tratamiento especial diariamente para pedir o demostrar la comprensión.
Vendría a ser la buena acción que recomiendan las religiones. Una oración para un colectivo desfavorecido o con cargas negativas o personas que sepamos que lo necesitan, eso es el tratamiento especial.
12. Si me atrevo a darle mi primer pensamiento a Dios al despertarme.
A pesar de la mala prensa que tiene Dios a cuenta de las religiones, no es más ni menos que de donde venimos, buena práctica es verlo con otro nombre si no puedes soportar la carga tan pesada que le han prestado.
13. Si pronuncio el Verbo por el mundo entero todos los días, o bien en nuestros ejercicios diarios, o especialmente, digamos, a las 12.00 del día.
Yo Soy el que Yo Soy, Om en sánscrito, es el más poderoso mantra para unificar o establecer un puente entre nuestra más alta dimensión, la espiritual, y la más densa, nuestro cuerpo físico. Conectar con lo más sagrado de nosotros mismos nos ayuda a comprender el significado de las situaciones de nuestra vida.
14. Si practico la Regla de Oro de Jesús, en lugar de admirarla únicamente: "Haz a otros lo que desees que te hagan a ti". Practicarla con todos aunque estos no lo practiquen con nosotros, y al contrario, no permitas que te hagan lo que tú no harías a los demás.
Como todo lo que va, vuelve, casi no necesita explicación. Los demás nos hacen de espejo, reflejan lo que no vemos de nosotros mismos, si empezamos a tratarlos con respeto, ellos también lo harán con nosotros porque nosotros también nos trataremos con respeto.
15. Si me doy perfecta cuenta de que lo que yo veo no es si no un espejismo, el cual me es posible transformar mediante la oración científica.
Todo se puede transformar, el primer paso: darnos cuenta, después querer cambiarlo y practicar la nueva incorporación en cada ocasión pertinente.
Estos quince puntos escritos en cursiva están extraídos del libro de Conny Méndez "Metafíca 4 en 1" vol. 1, el resto son mis reflexiones y consecuencia de mi práctica espiritual.