Imagen: Pedro Alonso Ibáñez |
O tomar conciencia.
Quizás pensemos que tomamos conciencia una vez, que despertamos una vez y ya está. Que de un modo automático se está consciente. Estar consciente es cotidiano y para nada automático. Hay que activarlo continuamente. No es como cuando despertamos por la mañana y seguimos hasta el final del día, con más o menos gracia ¡claro!
Desde luego, puede que haya días que ni con el café.
Puede suceder que estemos conscientes sólo de algunas partes de nosotros mismos y que otras estén absolutamente cerradas a cualquier estímulo. Hay temas que no queremos oír, ni ver, ni oler y, por supuesto, que no nos toque. Esto último sucede, que nos toque en forma de enfermedad, accidente o similar, si no abrimos los sentidos.
Nuestro ser interno nos está llamando para activar esas
partes de nosotros que están dormidas y disfrutar de todas las posibilidades
que nos ofrece la vida. La posibilidad de vivir con menos penuria las
cuestiones de cada uno a las que estamos dormidos está ya en nosotros:
SOLO HEMOS DE DESPERTAR.
Imagen: Pedro Alonso Ibáñez |